BAJO LA SOMBRA DE UNA MENTIRA Capítulo XVIII

Era todo muy simple. Simplemente tenía que especificar que había muerto y el día, lo demás ya vendría rodado. Y así lo hizo. No sabía por qué estaba pensando en ello en ese momento, hacía días que no se acordaba. Cuando salía a la calle o desde la ventana, miraba a la casa y la veía cerrada, entonces sabía que ella se había ido. Había llegado el momento. 
La vida cambia las cosas a su gusto, así, sin más, llevas un ritmo de costumbres y un día de repente todo da un vuelco y ya nada vuelve a ser igual, dejas que pasen los días para acomodarte a esa nueva situación y ves que no puedes, que cada vez añoras más aquellos días donde todo era igual, con las mismas gentes y la misma rutina y ves que no es así. Que todo es distinto, tan diferente, que tienes que aprender a vivir con ese nuevo cambio y que no sabes, que miras a algo material que te recuerda aquello y ves que duele y piensas por qué tuvo que pasar y te consuelas, «esa la vida, así es la vida». Un día te despiertas y la misma vida te dice que eso ya no es así, que ahora va a ser de otra manera, y te sientes que a pesar de los años y la experiencia eres como un niño que tiene que volver a aprender a andar. Así se sentía él cuando miraba allí, hacia la verja, hacia el porche, hacia las ventanas cerradas. Sintió un vacío cuando se fue su mujer y tuvo que aprender a vivir sin ella, cuando se fue su hija y tuvo que aprender a cuidar de una niña pequeña, de sus ropas, de lo que debía o no debía comer, pero cuando miraba hacia allí abajo, estaba ella, siempre estaba ella, siempre estuvo allí, para empujarle a seguir con una sonrisa, con un consejo, con su presencia. Ahora se sentía viejo y por primera vez se sentía solo. Era una soledad distinta a cuando buscaron a Lucía aquella noche, era la soledad del cómplice que se va, de la persona con la que no necesitas hablar porque solo con mirarla ya te has dicho todo. No veía la navaja ni la madera; tan enfrascado estaba en sus pensamientos que la mano se movía de forma descontrolada dando formas raras e irregulares a aquella vara.

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