BAJO LA SOMBRA DE UNA MENTIRA Capítulo XV

Adelfa había pasado una noche intranquila, apenas había dormido, había sentido como una quemazón en el cuerpo que la había llevado a levantarse más de una vez de la cama. En la cocina se había preparado una tisana intentando sosegar el malestar que la tenía en vilo prácticamente la noche entera. La oscuridad desaparecía tenuemente dando paso con delicadeza a un nuevo día. Sintió que con la amanecida el cuerpo se rendía y decidió volver a la cama, dejó la taza en la fregadera y salió de la cocina. Ya casi no necesitaba mandil para alumbrarse, la suave claridad de la mañana se colaba por las ventanas e iluminaba lo suficiente el camino para no tropezar con nada. Le pareció oír el leve sonido de una puerta al cerrarse y unos pasos que no querían que se oyeran. Se escondió lo que pudo tras la pared y observó, vio llegar a Fernando del pasillo del otro lado de la escalera. Allí solo estaban los aposentos de Marina y de Jacinta, pero Jacinta, desde hacía ya tiempo y por el mismo motivo que ella, dormía en una de las habitaciones del último piso de la casa. Fernando solo podía venir de un lugar, venía de la habitación de Marina. Le había sorprendido mirándola de aquella forma tan especial en más de una ocasión y no quiso darle más importancia. Marina era demasiado bonita, era más que imposible evitar que los ojos de ningún hombre se fijaran en ella,, pero Fernando, Fernando no, aquello no podía ser. Adelfa tuvo miedo. No podía volver a repetirse la misma historia.

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