¡ADIÓS AGOSTO, ADIÓS....!

Hoy me asomo a esta ventana del mundo de un modo diferente. ¿Que por qué ? Pues realmente no lo sé. Quizás porque me apetecía compartir esa sensación de melancolía y añoranza que me invade todos los años por estas fechas, y más aún, si no me he podido escapar ni tan siquiera dos días de vacaciones.
Despedir agosto, por ésta zona tan norteña de España en la que vivo, es como empezar a decir adiós al verano. Una estación que amo sobre el resto porque, para mí lleva la sonrisa en el rostro de nosotros cada vez que subimos la persiana o abrimos las contraventanas y vemos tras ellas aparecer un cielo azul tiñiendo de luz el día.
En el verano, por éstas zonas, salimos a la calle todo lo que podemos. El calor no agobia, y si por un casual, algún día lo hace, las sombras de los árboles o la ribera del río, lo mitigan bastante.
Desempolvamos ropas que apenas usamos dos meses. Transformamos nuestro look, luciendo figuras que escondemos bajo abrigos y anoraks en el largo otoño e invierno. Bronceamos nuestra piel y al maquillarnos y lucir el pelo suelto y brillante, votamos esa depresión que llega a invadir sin invitarla los largos y apagados inviernos.
Sacamos la sonrisa y descubrimos que seguimos estando guapas y nos gusta.
Pero sabe a poco porque estos pequeños dos meses, desaparecen como humo sin apenas haberme dado cuenta. En mi cabeza imagino el prepararme para un largo viaje, que durará desde octubre hasta mayo. Soy una Leo, y creo que por eso necesito mi Sol más tiempo.
Yo desconozco lo que vosotros haréis en este largo período, sé que en algunas partes del mundo dais la bienvenida a lo que nosotros ahora empezamos ya a despedir. 
Las visitas a la calle serán más escasas. El tiempo obligará a permanecer más horas en casa, claro que eso provocará que yo arranque sin pausas en mi nuevo proyecto. No es por falta de ganas. ¡Pero es que me encanta el verano!
Me consuela pensar que aún vendrán días muy buenos; mientras tanto, cuando me entre mucho la morriña, contemplaré fotos como ésta que os muestro, en esas horas de pausa, entre lectura y escritura, recuerdos de un bello y dulce verano.