INOCENCIA

Al ocaso de la tarde
pasee mi mirada entre la tuya,
el silencio habló por nosotros
y cogimos nuestras manos.
El tiempo fue el viajero,
mientras juntos caminamos
sintiendo la caricia
de los campos de trigales.
Crecimos entre besos escondidos
robados a inocencias
que descubren,
el primer amor que no se olvida.
Miramos hacia el cielo,
sonriendo a las nubes silenciosas
creyendo que eran velas
de un velero,
transporte de unos sueños
que crecían al ocaso
de las tarde que se iban.

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