CARTAS

31 DE MAYO DEL 20 - -


Querida yo:

Sé que allí donde vives apenas hay días con sol, no como aquí, así que no pude evitar acordarme de ti al ver lo temprano que el sol entraba por mi ventana esta mañana. Se conoce que el gallo se contagió del madrugón porque empezó a cantar antes que otros días. Esto no le hizo ninguna gracia al sobrino de la tía Juliana, la vecina, porque empezó a vociferar como un loco, asomado a la ventana en pijama, que cualquier día le cortaba la cabeza. Es escritor, según le contó a mamá el otro día la vecina, y se ha debido de venir a su casa para terminar un libro que está escribiendo. Según parece, quería un sitio tranquilo y silencioso para concentrarse mejor. ¡Cómo pasa las noches dándole a la pluma, según dice la abuela, pues la mañana se la tira durmiendo!
Papá dice que le da igual que proteste, que ni por él ni por nadie va a matar al gallo solo porque cante lo que tiene que cantar. Así, que ya ves...
Por la tarde salí a pasear por la ribera del río, daba gusto verlo todo tan verde, era como una amplia alfombra que no tiene fin. Me he tumbado en la hierba y he mirado hacia el cielo mientras me imaginaba que estabas conmigo como cuando éramos pequeñas y jugábamos a ver pasar las nubes. ¿Te acuerdas?
Estuve tanto rato que perdí la noción del tiempo, si no fuera por el perro  de Valentín, el farmacéutico, que me despertó con sus ladridos, no sé cuánto tiempo hubiera estado allí.
Te mando un beso muy fuerte de esos que a ti te gustan.

Tuya siempre,

----Mi yo----

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