BAJO LA SOMBRA DE UNA MENTIRA Capítulo VI

Había pasado un mes desde que el señor había llegado a la casa, Marina casi no pudo verle. Al día siguiente cuando regresó con Jacinta del mercado, se enteró por Manuela que se había tenido que marchar.
El otoño hacía tiempo que había hecho su entrada y se iba notando cada vez más el frío de los días, así que se acercó al cobertizo para traer unos leños de madera. A media tarde solían encenderse todas las chimeneas de la casa y se dejaban durante la noche que fueran consumiéndose las maderas; no solían apagarse, pues así a la mañana se agradecía el calor que aún conservaban las estancias.
El señor había llegado el día anterior, y Marina apenas había cruzado dos palabras con él. Adelfa le había ordenado que le subiera la comida a la pequeña sala y fue en ese momento cuando la presentó como la nueva muchacha que hacía más de un mes que había entrado al servicio.
- Bien, Adelfa, está bien- era todo lo que había dicho.
Marina dejó la bandeja sobre la mesa y se retiró, no se atrevió a hacer comentario alguno, su curiosidad del principio había ido menguando con el paso de los días.
Echó los leños en la chimenea del salón de abajo, había buena lumbre pero decidió ir a por unos troncos más, los dejaría en el cesto que había a un lado de la misma, pues al parecer el señor tenía visita y era necesario que la estancia estuviera caldeada. La tarde había ido refrescando en exceso a medida que se acercaba la noche y el cielo amenazaba lluvia, así que si traía todos los leños posibles ahora, se ahorraría mojarse más tarde.
Cuando Marina acabó, entró en la cocina. Vio a Manuela que daba vueltas en el puchero con la cuchara de madera.
- Uf, vaya frío que hace- dijo.
- ¿Ya metiste la leña?- le preguntó Manuela.
- Sí, y además he llenado el cesto de la chimenea.
- Vaya, no se te escapa una.
- Lo que no quiero es salir luego a mojarme cuando esté lloviendo a jarros.
- Anda, pon las manos que se te calienten, que veo que te has quedado tiesa.
- ¿Qué estás cocinando, Manuela? Huele bien.
- Solo es un poco de caldo para una sopa. Los días fríos siempre se llevan mejor con algo caliente en la boca. Cámbiate de ropa, tendrás que atender al señor y a su invitado y te has manchado entera con la madera.
- ¿Quién es el que viene?

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